Seleccionar página
belen copia scaled

La obra de Belén Mazuecos se erige como una potente y compleja alegoría visual que, bebiendo del lenguaje surrealista, lanza una aguda crítica a la crisis contemporánea. A través de una simbólica composición en blanco y negro, la artista nos sumerge en un paisaje post-apocalíptico que funciona como un espejo de nuestras ansiedades colectivas: el cambio climático, la fragilidad de la cultura y el absurdo rol de la humanidad en medio de un desastre autoinfligido.

La obra ha sido realizada con un grabado en fotopolímero a partir de una de sus pinturas. La elección del monocromo intensifica el dramatismo de la escena, creando un claroscuro que modela las formas y genera una atmósfera tan sombría como desoladora. El escenario es un paisaje ártico en pleno deshielo, un mar caótico de témpanos fragmentados sobre el cual se yuxtaponen tres elementos de manera ilógica y provocadora: un glaciar con la inscripción «MUSEO», una figura humana disfrazada de oso panda y un busto clásico hundiéndose junto a una escalerilla de piscina.

Esta composición es el punto de partida para una mordaz crítica al mundo del arte, un tema central en la obra de Mazuecos. La institución cultural, el «MUSEO», está grabada sobre una estructura natural, efímera y a punto de desaparecer. Al mismo tiempo, el legado de la cultura, simbolizado por la estatua clásica, se presenta como un náufrago inútil, reducido a un mero objeto estético que flota sin función en medio de la catástrofe.

Para comprender la profundidad de esta crítica, es fundamental analizar los símbolos recurrentes que la propia artista ha desarrollado. Los osos panda, como el que protagoniza esta escena, representan a los mediadores del arte —curadores, galeristas, críticos— que «cuidan» a los artistas, a quienes ella considera una «especie frágil». El disfraz, por tanto, se convierte en una metáfora de la manipulación y el control ejercidos por estos agentes, así como una alusión al camuflaje y la mascarada que el propio artista debe adoptar como táctica de supervivencia en un sistema a menudo hostil.

Este agudo análisis del ecosistema artístico es el resultado de un enfoque casi etnográfico, donde la práctica de Mazuecos se convierte en una investigación de campo. Como artista y académica, observa y registra las dinámicas del sistema, traduciendo sus hallazgos en obras que reflexionan sobre la precariedad y la crisis de identidad del creador contemporáneo, atrapado entre la autenticidad y las presiones del mercado.

De este modo, la narrativa surrealista de la obra trasciende la crítica medioambiental para cuestionar el valor que otorgamos a la cultura en un mundo en crisis. Es una pieza que incomoda y obliga a reflexionar, un sombrío recordatorio de que, en el gran naufragio, quizás el arte sea solo otro de los objetos que flotan a la deriva.